El vino es el producto natural de la fermentación del jugo de uva del tipo vitis vinífera. Esta definición tan básica como contundente demuestra cuán natural es la bebida nacional de los argentinos. No obstante, las inclemencias del tiempo obligan a muchos viñateros a realizar “curaciones” de sus viñas para no perder la cosecha a manos de hongos o plagas. Y si bien es cierto que esta cantidad de tratamientos se multiplica en los viñedos europeos por ser mucho más húmedos, cualquier utilización de productos químicos sobre las vides -por mínima que sea- elimina la posibilidad de poder elaborar vinos orgánicos; una categoría que crece de manera sostenida en el mundo y que va más allá de una moda.
Los vinos orgánicos son productos que respetan el entorno y responden a la creciente demanda de alimentos y bebidas sanas que generan un impacto positivo en el ambiente, los trabajadores y los consumidores, sostienen algunos enólogos. Y poco a poco cada vez son más las bodegas argentinas que se suman a ese compromiso y al desafío del máximo cuidado de sus viñedos.
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